A familia, 1925.Tarsila do Amaral, (Brasil, 1886-1973)
Nochebuena. Eduardo Galeano
Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Día agobiante, húmedo... el aire pesa, aprieta y ahoga... de pronto la atmósfera va tomando un tinte oscuro...más oscuro... Salgo al patio y miro el cielo, se hizo de noche a las tres de la tarde y las nubes grises y amenazantes gritan en mis oídos:
¿Hay ropa en la soga?, ¡a poner bajo techo los cactus! ¿Dónde está Anita?, llevala al quincho! Cerrá las ventanas de las habitaciones!....
Pero no puedo moverme ni quitar la vista de ese espectáculo de la naturaleza. Pronto el agua cae con fuerza y el viento sacude las ramas de los árboles, todo pasa demasiado rápido, mientras recuerdo y recito aquellos versos de Baldomero Fernández Moreno que aprendí hace tantos años:
Tormenta de verano
Diciembre, tarde, calor,
gran tormenta de verano.
Espesa nube de tierra,
fuga de coches y autos.
Ramas de árbol por el suelo,
grotesco rodar de bancos.
Chillona danzas de hojas
y papeles de diarios.
Alarmas en los hogares,
silbos, carreras, portazos...
Parece que va a volar
el pueblo todo en pedazos.
Han caído cuatro gotas
lo mismo que cuatro clavos.
Y el pueblo está donde estaba:
quieto, fresco, alegre, claro...
Baldomero Fernandez Moreno es un poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1886 y fallecido en esa misma ciudad en 1950.
Hijo de comerciantes españoles, pasó parte de su infancia en Santander, a orillas del Cantábrico.
Regresó a la Argentina, se recibió de médico y a los veintinueve años publicó su primer libro de poesía, al que siguieron luego cinco o seis publicaciones más.
Soneto
Ya ves que no te suelto, que me ato
a tu recuerdo rubio y vaporoso,
fugitivo en la calle y silencioso,
yo, que era poderío y arrebato.
Me estiro lo que puedo; dudo y trato
de asir tu traje, por ser tuyo, hermoso;
ceñido siempre y a la vez pomposo,
tentación por aquí y allí recato.
Mírame en un café de esta plazuela
en que el tránsito al sol crepita y arde
y en la que todo, hasta un tranvía, vuela.
Pienso en ti, en tus ojos, en tu tarde...
Y me quisiera henchir como una vela
y me refugio en mi interior, cobarde.
Café in the Plaza. Eugene Segal. Pintor ruso nacido en 1967